Caminar por la Calle Real de Tame es retroceder en el tiempo
hasta los días en que el pueblo se convirtió en cuartel general de la
libertad.
En este mismo trayecto, el General Francisco de Paula Santander
formó y entrenó al ejército libertador, mientras el Fray Ignacio
Mariño, desde su fe y liderazgo, brindaba apoyo espiritual, moral y
militar a las tropas.
Esta calle fue el corazón de la vida militar y civil del Tame de 1819:
aquí resonaban los cascos de los caballos, los tambores de
instrucción y las voces de los lanceros preparándose para cruzar la
cordillera.
Era la única vía principal de la época, testigo de ejercicios, marchas
y decisiones que forjaron la independencia de la nación.
Hoy, al recorrerla, el visitante revive la fuerza de un pueblo que
hizo de su historia un legado vivo, y que luce con orgullo su papel
protagónico como escenario del nacimiento del Ejército Libertador y
de la libertad de Colombia.