En el corazón histórico de Tame se levanta la iglesia de Fray
Ignacio Mariño, figura clave en los orígenes espirituales y libertarios
del llano. Nacido en Chocontá, de ilustre genealogía española, Fray
Mariño representa dos tipos de liderazgo que marcaron la historia
de Colombia: el líder de la fe y el líder de las armas, ambos
determinantes en el camino hacia la independencia.
Formado con los Dominicos en Tunja, fue enviado como misionero
a Tame en calidad de párroco. Aquí no solo asumió su labor
espiritual, sino que acogió y apoyó activamente a las guerrillas
patriotas del interior de la Nueva Granada, entre ellas la
comandada por los Almeida. Desde su compromiso con la libertad,
organizó junto con los indígenas Betoyes la célebre Guerrilla de la
Niebla, en la cual destacó su ahijado Inocencio Chincá, héroe
llanero y protagonista decisivo de la Batalla del Pantano de Vargas.
Fray Mariño encarna la unión entre la fe y la revolución,
recordándonos que el proceso de independencia no solo fue una
lucha de espadas, sino también de convicciones. Su papel refleja la
fuerza del clero que, tras ser marginado por las reformas
borbónicas de Carlos III, abrazó la causa libertaria en defensa de
los pueblos originarios y de la dignidad humana.
Esta punto, más que un templo, es un símbolo del espíritu libertario
que nació en el llano: un espacio donde la fe, la justicia y la
resistencia se encontraron para dar origen a la libertad de una
nación.